“Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella”. Juan 8:7
Esta es una de las escenas más emocionantes que hay en el Nuevo Testamento.Una mujer que era acusada de un pecado y había sido encontrada “in fraganti” o sea no había necesidad de muchas pruebas, todos los vieron.Este pecado era claro muy grotesco, las mujeres que eran culpadas de adulterio según la ley de Moisés debían ser apedreadas, tal pecado no era tolerado en Israel y esto mandaba la ley de Moisés.
Los religiosos de la época (fariseos) la culpaban con razón y esperaban de esta forma, probar a Jesús y ver cual era su reacción, en primer lugar en la actitud frente a la ley y en segundo en su cumplimiento. La autoridad de la palabra y Juicio de Jesús era puesto a prueba, con muchas y diferentes intenciones entre otras para conocer sus postura y también para desacreditarle.
Jesús responde la pregunta con otra pregunta: “si alguien está libre de pecado que lo haga”, claro nadie lo estaba, y esa respuesta tocó la conciencia de los presentes y nadie pudo.
¿Qué estaba ocurriendo, la ley dejaba de ser valida o qué?
No, la ley seguía vigente, lo que ocurría aquí era que se estaban cumpliendo las promesas divinas. Dios y el Salvador de Israel había llegado para cumplir las promesas que decían:
“El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos,(a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel;” Isaías 61:1
¡Qué maravillosa fue esta escena, Jesús trae libertad y esto también era parte del cumplimiento e n su ministerio!
En nuestras Iglesias hay muchas personas cautivas por pecados, todos luchamos contra el pecado es cierto, pero muchos están cautivos de adiciones en las cuales no pueden salir y a veces esto es, en nuestro medio cristiano, imposible de compartir con otro para pedir una ayuda. Más bien somos acusados como los fariseos para que luego seamos desechados de la congregación.
Así como Jesús acusó a los fariseos en esa época, hoy lo hace también con nosotros y nos dice: “si estas libre de pecado, rechaza a tu hermano, si estas libre de pecado tienes derecho a juzgar, pero sino no”
Cuando alguien esta en problemas debemos ayudar, debemos buscar medios para ayudarle, esa persona lo que menos necesita es un juez, ya lo tiene y es Dios y lo sabe muy bien. Necesita más bien alguien que lo entienda y lo ayude, alguien que lo guié y le traiga la palabra de Dios.
Dios los Bendiga e ilumine.
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